Ramón del Valle Martínez Abdenour,
nativo de Carúpano, municipio Bermúdez, con sus aciertos y desaciertos, ya de
69 años de edad, es quizás la figura pública, el líder político de mayor
impacto e influencia en el transcurrir político del estado Sucre en la década
de los 90 y el tiempo transcurrido del siglo XXI. Eso no lo discuto.
Graduado de médico cirujano en la
Universidad de los Andes, en Mérida, donde se destacó como dirigente
universitario del Partido Comunista de Venezuela, durante 1971, se incorpora al
grupo de jóvenes que bajo el liderazgo de Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff
deciden separarse de la corriente comunista ortodoxa y fundan el Movimiento al
Socialismo MAS, de tendencia socialdemócrata.
De regreso a Sucre, junto a un grupo
de médicos establece el Proyecto Salvador Allende, con el cual prestaban
asistencia médica solidaria a las comunidades de la parroquia Valentín
Valiente; paralelamente a esta actividad alcanza la secretaria de organización del MAS, y de ahí asciende a la secretaría
general.
Como líder del MAS en Sucre, Martínez
logra ser electo diputado al Congreso Nacional, para el periodo 1988-1992, donde integra la Comisión de Ambiente, e
inicia el encumbramiento de su carrera política.
Con el advenimiento del proceso de
descentralización y la elección popular de gobernadores promovida por el
presidente Carlos Andrés Pérez, Ramón Martínez es electo en segunda vuelta,
Gobernador de Sucre para el periodo 1993-95; y sería reelecto para el periodo
1996-98. Luego es electo senador por Sucre, para el periodo legislativo
1998-2000. En el 2000 Ramón Martínez, aliado al presidente Hugo Chávez, vuelve
a ser electo gobernador, ejerciendo hasta el 2008, cuando es electo su “hijo
putativo” Enrique Maestre, quien irónicamente de manera artera inició una
persecución contra el Dr. Martínez, su mentor y viejo aliado en la
consolidación del proyecto del socialismo del siglo 21.
Ante esta situación, y conociendo la
catadura de sus expupilos quienes le montan una trampa con simulación jurídica,
Martínez sale del país. Pide asilo en
Perú donde reside por unos años para luego trasladarse a Panamá. Desde esta
nación centroamericana en el proceso electoral para las parlamentarias del 2015
hace público su apoyo, mediante el sistema de video conferencias, a los
candidatos de la MUD/Sucre. Se lanza la consiga “Ramón vuelve”. La MUD derrota
sin dificultad en Sucre al poderío del régimen.
Ya abierto el proceso electoral
(2017) para las gobernaciones, sorpresivamente, Martínez aparece inscrito como
candidato a la gobernación. Esto creó un ambiente de dudas por aquello de ¿cómo un perseguido y autoexiliado podía
aparecer inscrito como candidato? Ramón
Martínez reclama la escogencia del candidato de la oposición mediante primaras,
las cuales son aceptadas por Robert Alcalá, y la MUD. Estas se celebran el domingo 10 de septiembre, y Martínez
es superado por el Dip. Robert Alcalá.
Se mantiene la duda sobre si Martínez
reconocería o se lanzaría solo y se
prestaría para dividir a los sectores opositores. Las bases ramoncistas exigen
irse por “la calle del medio”. La tarde del 13 septiembre Martínez reconoce
públicamente la elección de Alcalá, y
adelanta que sus votos se le sumaran a Alcalá, pero que las regionales
servirán para mostrar su fuerza política.
Reinó la sindéresis. Se derrotó la
vieja rivalidad y las diferencias conceptuales. Ha debido ser difícil. Pero se
impuso el compromiso que es allanar el camino que nos lleve a la recuperación
del sistema democrática. Ya no se es reactivo. Sino un líder con ponderación.
Hay sabiduría.
La mañana del jueves 28 en rueda de
prensa conjunta con Robert Alcalá, Ramón Martínez despeja toda duda al
levantarle la mano y ratificar su respaldo electoral al candidato oficial de la
Mesa de la Unidad Democrática.
Martínez llamado por su pueblo “El Guerrero”
aclaró: quienes acariciaban la idea de una posible división de Ramón con Robert
están equivocados. Recorro el Estado con un solo mensaje: la democracia. Y ese
concepto es mas que suficiente. La democracia es nuestra filosofía de vida”.
En su momento, planteadas las primarias
Ramón-Robert, escribí: “La pelea se pone buena en la MUD… El que de aquí salga
victorioso ganará la Gobernación de Sucre”. Y rematé “Creo yo”.
En este momento, ya al filo del
cierre de la jornada proselitista, y visto el discurrir de la campaña electoral,
la cual irónicamente, recibió un impulso cuántico precisamente a partir de esas
primarias Ramón-Robert; y luego con la incorporación de Martínez y sus caminatas
hombro a hombro con el candidato Robert Alcalá, no queda dudas de una holgada
victoria para los sectores democráticos en Sucre.
Y no es que no se pudiera ganar sin
la presencia de Martínez. Ya la MUD y Robert, junto a José Gregorio Patiño y Milagros
Paz, habían superado abiertamente al todopoderoso régimen madurista y pese a
una pequeña disensión, y a la anulación de mas de 19 mil sufragios, en las
parlamentarias del 2015 voto a voto se le ganó al gobierno en Sucre, como se
ganó abiertamente en todo el país.
Hoy esa diferencia se ensanchara, y
los jerarcas del régimen lo saben, de ahí el desesperó de Maduro y su infantil
provocación de que quien vote el domingo 15 estará reconociendo a la Asamblea
Nacional Constituyente. Habría que preguntarle al Ministro Padrino López, si
junto al alto mando se sienten reprobados por Tibisay Lucena y todo el CNE,
quienes justifican la mudanza de centros electorales de sus sitios tradicionales
con el argumento de que en esos sitios hubo hechos violentos. Ah cará… ¿Entonces
el Plan República es una entelequia?
(R. Marín)
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