Crepúsculo palabra que identifica a Juangriego…Y ahí
en la bahía estaba anclado el balneario o “Bar Crepusculo”, al lado el Bar
Bahía, al frente como mirando hacia calle La Aurora, la esquina referencial de
La Gaviota, extraordinario negocio que a bien tuvo montar el emprendedor hombre de mar Félix González.
La Gaviota, “la discoteca”, era realmente un restaurant, lunchería, y bar familiar con pista de baile; a la cual luego de burlar la personal vigilancia del rígido Sr. González, por cuanto no teníamos edad para entrar a establecimientos nocturnos y menos de consumos de bebidas espirituosas, cada noche nos escurríamos para bailar “Abajo en la esquina”, así como el Sugar sugar, Ave de Paso, el Piano merengue de Damiron, o Yesterday de Stevie Wonder, exquisita melodía con la cual las mayorcitas nos cepillaban ante la perturbación de quienes éramos apenas unos mozuelos …
Ahí, en el bar Bahía, en ese escenario durante las
tardes resaltaban las melodías de ensueños que en la voz de Javier Solís
irradiaba la rockola del pequeño pero animado establecimiento donde “piedreros”,
pedregaleros, guiriguireños, se concentraban para refrescarse con fríos tercios,
mientras veían al “mudo”, de Silvía, trotar por la blanca arena de la playa por donde el 3
de mayo de 1816 desembarcaron Simón Bolívar y Santiago Mariño para emprender la
gesta que determinó la liberación del territorio venezolano de toda dominación
española…
Ahí donde el Sol se oculta desplegando rayos
matizados de ensoñación, y las gaviotas despliegan sus alas para grafícar la
libertad protegida por el Señor celestial, las notas musicales de Francisco Mata,
o los boleros de Pirela, pero sin lugar a dudas las de Javier Solís nos sumergían, hasta
a los muchachos, en una especie de extraña melancolía, quizás como sintiendo el
lento paso del tiempo que en las añejas calles de Juangriego se hace eterno
aunque maquillen un poco al viejo pueblo que en el fortín Libertad dio la
pelea, sin retirada ni rendición, como lo antiguos espartanos que morían
peleando… Y en eso persisten los margariteños de la “Nueva Esparta”, peleando
por un mejor destino sin rendirse a la adversidad ni doblegarse ante la miseria
a la que los han sumido hoy; cuando apenas ayer se observaba un desarrollo
importante, una actividad económica, cultural y social sustancial…
Y así como el crespúsculo cierra el día en la capital
de Marcano, así se cuentan las calles La Aurora y El Sol; ese Sol que sigue calentando el
temple del alma Guaiqueri. Temple del cual dejó testimonio Fráncico Adrián o
Adriano, y que es la herencia moral del juangrieguero… No se equivoque quien se
cree con todo el poder… Dios da y así mismo Dios quita.
(Rafael Marín. Fotos
del actual Juangriego)
Éxitos de
Javier Solís
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