Andrés Eloy Blanco, periodista
"Profesar aquí la imparcialidad sería tan absurdo como profesarla en una guerra entre la virtud y el vicio, el bien y el mal, la felicidad o la desgracia"... Escribió el editor Benjamín Franklin Bache, nieto del prócer norteamericano Benjamín Franklin, en 1790 al publicar la primera edición del diario que sería Aurora… y complementó: “no me he hecho cargo del arma de combate que es un periódico diario sin la resolución, no sólo de utilizarla por mí mismo, sino de prestarla a todo el que quiera ayudarme”.
“Andrés Eloy Blanco y la
prensa:
Artillería del pensamiento”
Andrés Eloy Blanco, quien
nació en esta señorial casa el 6 de agosto de 1896, y se hizo
escritor, dramaturgo, humorista, poeta, abogado y
político; y con el político y escritor, asumió el periodismo, que no el
reporterismo de ir y buscar el acontecimiento para narrarlo y llevarlo a la
sociedad; sino la aguda tarea del difícil periodismo de opinión; y opinión de
esclarecimiento, de ilustración, el que orienta, devela, fragua caminos,
conduce y confronta a la hora de la defensa y/o promoción de las ideas, y/o
conceptos de modelos de sociedad. Un combate que en estas latitudes parece no
cesar.
Es así como, ya, desde 1937
Andrés Eloy Blanco dictaba cátedra en materia del derecho a la libre búsqueda
de la verdad, y a la discusión pública y abierta ejerciendo el inalienable
derecho a difundir esa verdad, con lealtad, y con solidaridad, sin la intención
de oponerse opresoramente.
Primero en el diario “Ahora”,
y luego en El Nacional al cual llegó en 1943; El Universal y El País desde 1944
al 46, aunque sus primeras publicaciones en la prensa las logró como poeta
cuando apenas contaba con 15 años de edad. Y su experiencia como cofundador del
legendario semanario humorístico “El morrocoy azul”. Pero es que el cumanés
universal, que es Andrés Eloy Blanco, ya en el año de 1928,
desde la clandestinidad, crea el periódico disidente “El Imparcial”; convertido luego
en el órgano de difusión de la Unión Social Constructiva Americana y el Frente
de Acción Revolucionaria; publicaciones desde donde mostró su determinación a
una Venezuela ciudadana y libre. Venía
arando sobre el campo de la opinión para sembrar civilidad, y verdadero sentido
de libertad.
Aunque la figura de Andrés
Eloy Blanco Meaño, se eleva al nirvana como bardo, no menos cimera es su
estatura política; y conocedor de que la primera de todas la fuerzas es el
sentir del pueblo, se posesionó periodísticamente, que no de reportero, sino de
linterna de la opinión pública en una Venezuela que aun cuando avanzaba el
siglo XX, permanecía en el 19. Una
Venezuela de caudillos, penurias y privación, sobre la cual Andrés Eloy razonó que
no podía servirle sólo como lírico, sino que distinguió el momento, y su papel
histórico. Y pese a estar Venezuela sometida a gobiernos de fuerza donde hasta
un suspiro o un lamento podía considerarse un acto subversivo; asumió que debía
ir al abierto debate de las ideas, y sin dejar la lírica, que le era esencial, tomó
la pluma para plasmar con reciedumbre, ya en crónicas, artículos o editoriales,
la verdad que le brotaba del alma y le dictaba su elevada conciencia.
De Blanco Meaño, sobre su
compromiso político, que es la actividad desde la cual se acciona y trabaja por
el logro de la perfectibilidad de las instituciones y sistemas de gobierno; por
ende para el establecimiento de una sociedad armónica. Sobre este Andrés Eloy Blanco ciudadano, el abogado y
escritor Jesús Torres Rivero escribió:
“Y fue el poeta Andrés Eloy Blanco
ejemplo de ciudadano con sentido ético de la política; creyó en la política de
verdadera dimensión humana, creadora y fundadora. La estudió como una realidad
histórica incuestionable. Tuvo fe -sin dudar- en los poderes creativos,
solidarios y democráticos del pueblo venezolano, a ellos se dio, los exaltó y
defendió desde todas las tribunas del pensamiento y de la acción política. Así,
en escritos periodísticos insistió en rechazar la injusticia e inmoralidad
política del voto censitario, que las élites sociales y de poder económico
querían mantener. Y la Constituyente, presidida y guiada por su verbo
apasionado y justo, aprobó la Constitución Democrática y Social de 1947, que
reconoció el derecho humano de la soberanía popular, de la igualdad política de
los ciudadanos, al hacer realidad el sufragio universal del voto directo y
secreto, por primera vez de las mujeres y de los hombres mayores de edad así
fuesen analfabetos; y reconoció la institución de la seguridad social de los
venezolanos”.
De manera que Blanco Meaño, y
me gusta resaltar el Meaño, porque no se debe obviar el legado de la madre…,
sobre quien el hijo comprometido escribió:
“MI madre puede considerarse, hasta cierto punto, un pedazo de la
patria, muerto. No de hoy nomás, sino de veinte años acá, su espíritu y su
carne fueron campo de batalla. De dolor en dolor, siempre con un lado del
corazón aquí y el otro allá, siempre guardando contra su pecho un trozo de sí misma y tendida la otra mano hacia
las contrarias alambradas de donde colgaba la otra mitad de sus entrañas. Ella
nunca dijo “Mi preso”, sino “Mis presos”; como la tierra nuestra, hasta lo
último, sufrió en su propio cuerpo el galope de todos los que la surcaban, combatiendo. No tenía
enemigos, porque de todos era su angustia callada, como la pena de las patrias.
Es un muerto de todas las filas, es un santo muerto del amor humano”.
El Dr. Andrés Eloy, ya
cronista, ensayista, en fin periodista de opinión comprometido, quien no dudó
en arriesgar las simpatías al bardo, para entregarse de lleno a la propagación de las
ideas, al fomento de la democracia para su patria Venezuela.
En su editorial de ORVE del 2
de mayo de 1936 lo adelantó:
“No hay más que una palabra con la
que hay que estar bien: La palabra Deber.
Ya veo al humorista que me sale al paso para decirme que para esa palabra no
hay más camino que la otra: Pagar. Y no le faltaría razón. Deber es vocablo
híbrido y largo; verbo y sustantivo. Para todo venezolano de la hora presente
hay que servir ese vocablo en su totalidad bicéfala: verbo y sustantivo.
Debemos mucho; intereses y capital. Y tenemos un acreedor terrible: El deber.
Para
luego, el 21 de octubre de 1938 escribir:
“…pasó la hora de mandar porque sí. Ha llegado para Venezuela el momento de
la preparación. Como en todos los pueblos cultos de la Tierra, el que aspire a
dirigir, el que aspire a guiar, el que aspire en cualquier forma a tener a
otros hombres bajo su dirección o a manejar intereses colectivos, en una
palabra el que aspire a mandar, deberá demostrar que tiene capacidad para ello,
dentro de la especial atribución que se le confíe”.
No eran sólo
cuestionamientos, ya en 1933 alertaba sobre las urgencias nacionales:
“Venezuela necesita agrónomos, criadores bien preparados, obreros
especializados, geólogos, mecánicos, ingenieros, y la escuela le da
bachilleres, médicos sin especialización y muchos abogados. Faltan células
vivas y creadoras”.
Su concepto de democracia no
estaba limitado al sólo derecho a votar, de ninguna manera, y así lo asentó el
20 de diciembre de 1944 en su artículo “”Democracia con piquete bajo”; en el
cual se pregunta:
¿Puede un gobierno titularse demócrata porque respeta la
libertad de expresión, la de asociación, la de iniciativa política? ¿Porque
logra derechos a la mujer? ¿Porque declara la guerra el eje? ¿Por qué establece
relaciones con los gobiernos más revolucionarios? ¿Por qué construye y funda, acomete obras de
previsión social y de fomento? ¿Bastará eso para ser demócrata un gobierno?
Y responde:
“Democracia es todos eso y es además, virtud. ¿Llegaremos
a negar que la democracia debe ser virtuosa? ¿Llegaremos a asegurar que para
ser demócrata no es preciso ser honrado? ¿Llegaremos a sostener que se puede
malversar fondos público, que se puede comprar conciencias, que se puede
corromper periodistas, que se puede enriquecer hasta hinchar el arca particular
y seguir siendo demócrata, porque no se mete a la cárcel al que critica en la
prensa, porque no se prohíbe la formación de tal partido o porque se asume la
posición internacional de las democracias?
En una palabra: ¿podremos mantener la teoría de que es
demócrata un gobierno bajo el cual el pueblo puede ejercer sus derechos de
libertad, pero se ve defraudado en sus derechos de patrimonio?
Días antes,
específicamente el 4 de diciembre del 44,
Andrés Eloy habla del municipio, en artículo intitulado “La base
municipal en el cual señala:
“La lucha por el fuero municipal resume la historia de la lucha por la
democracia. El fuero municipal es la antípoda de la Dictadura. Intervención de
la ciudadanía significa fracaso de las autocracias. Donde quiera que un régimen
de fuerza ha querido implantarse, la primera víctima ha sido la autarquía municipal.
Así vimos desaparecer el municipio en Italia, la tierra proverbial de la
ciudad-estado, para dar el puesto a la deformidad fascista del podestá, así
hemos visto desaparecer el sufragio de Alemania, la tierra clásica de las
ciudades libres”.
Y por supuesto que el escritor Andrés
Eloy Blanco Meaño, dejó su testimonio sobre el significado del trabajo
periodístico, del cual en la edición de la revista cubana Bohemia, edición del
23 de enero de 1949 en el artículo “conocimiento y reconocimiento en el caso de
Venezuela asentó:
“Una de las especializaciones más
difíciles en el oficio de las letras es la del periodista que entrevista a los
políticos. Porque ese periodista tiene que escribir para dos públicos: uno, que
se compone de millares de lectores; y otro que se compone de un solo lector: el
entrevistado. Descartemos el caso del periodista que, de mala fe desfigura los
conceptos emitidos por el entrevistado. Quedan los diversos episodios
resultantes de la repuesta vaga, del olvido en el apunte de alguna nota, de la
confusión al atribuir al personaje lo que éste dijo que le había dicho otro y
así sucesivamente. En definitiva, con la suprema honestidad y con el máximo de
buena fe del mundo, el periodista corre el riesgo de dejar descontenta a una de
sus dos audiencias; o a las dos. Ya porque dijo lo que el entrevistado no
quisiera que supiera el público, ya porque dijo lo que el público no quisiera
que dijera el entrevistado”.
Para cerrar, no esta conferencia, que no lo es, más
acertado sería la lectura de una apurada recopilación de algunos conceptos
dejados por el inmortal rapsoda de la igualdad, y de ello es testimonio su
pionero canto antidiscriminatorio intitulado Angelitos Negros, permítanme
sellar con los versos concluyentes del poema escrito en Cuernavaca, el 21 de
mayo de 1978, por el Dr. Rómulo Calderón Torres, en su dedicación al gran vate
nacido, en esta Casa, hacer hoy 122 años y que intituló:
ANDR ES EL HOY IMPOLUTO
(“Al campeón de la rima
y su lira triunfal”)
Así quedarás, silente
como Dios, pero avezado
en tu tránsito oportuno,
para que los arpegios
torrentes de mi grito,
ubique tu miel en el
concierto de los sabios,
que solo saben dejar
en el camino, la huella
del barro eterno
y el fresco resplandor
de tu presencia.
Sigue en tu andanza de
elegante trovador
de sienes; de pasilento
traspiés de la cascada
que apura su sed
lacustre, para derramar
su llanto en el océano
de las voces yertas
y en el recodo de cada
travesía
que tiene como meta al
infinito.
Rafael Ángel Marín
06/08/2018